Cómo se escribe una buena escena de sexo según una autora prostituta
Tras hablar con una escritora que además ejerce como escort, esta nos da algunos tips para escribir una buena escena erótica. Y es que si hace veinte años hubiéramos dicho que la literatura erótica sería hoy en día uno de los géneros más vendidos, seguro que las carcajadas habrían resonado en todo el mundo. Este género, que muchos todavía siguen metiendo dentro de la romántica, lleva deleitándonos desde hace décadas. Sin embargo, ha sido en estos últimos años cuando de verdad ha llegado a hacerse popular. La liberación femenina ha permitido que las chicas jóvenes puedan leer estas novelas sin avergonzarse. Y sí, hay sexo explícito en ellas, a veces demasiado gráfico incluso, pero eso no quita para que sean grandes historias. De hecho, muchos intentan comparar la literatura erótica con el cine porno, solo por el sexo explícito. Como si estos libros no tuvieran una historia profunda detrás, o unos personajes bien perfilados.
Y hay de todo, por supuesto, pero está claro que las auténticas novelistas de erótica saben cómo plantear una buena historia. Saben darle profundidad a los personas, hacerlos complejos y vulnerables, apartándose de los típicos clichés. El éxito de este género ha traído consigo el lanzamiento de muchísimas novelas de este estilo. Incluso hay editoriales en varios países que solo editan este tipo de novelas, dentro de los diferentes subgéneros. Y es que la erótica puede ser contemporánea, histórica, de ciencia ficción, de terror, de comedia… Son muchas las posibilidades que ofrece este género, en el que podemos incluir todos aquellos libros que tengan el sexo como un tema relevante. Relaciones carnales prohibidas e incluso incestuosas son habituales en estas novelas, que buscan transgredir los límites de lo políticamente correcto. Por eso el género sigue siendo tan vilipendiado por algunos, mientras las novelistas venden libros como churros. Si estás pensando en iniciarte dentro de la novela erótica y quieres escribir tu propio relato, debes ser consciente de la dificultad que eso conlleva. Prestarás especial atención a los detalles, y deberás crear situaciones sensuales pero verosímiles. Aquí te dejamos algunos consejos que seguramente te ayudarán a crear una buena escena de sexo para tu novela.
La literatura erótica, un género en auge
Hemos hablado hasta ahora de la novela erótica, pero es cierto que hay otros géneros que pueden incluir escenas sexuales. De hecho, los dramas y las comedias románticas también cuentan con este tipo de escenas. La diferencia es que no son tan gráficas y explícitas, y en la mayoría de casos, el erotismo no es un tema tan recurrente en el relato. Tener esto claro nos ayudará a saber enfocar mucho mejor lo que estamos escribiendo. Si es erótica como tal, tendrá unas condiciones determinadas que debemos cumplir. Podemos jugar con esas reglas, pero estos consejos siempre serán útiles a la hora de mejorar las escenas de sexo. Y es que en una novela erótica habrá muchas y su p eso en la trama será demasiado grande como para dejarlas a su suerte.
Construir bien a los personajes
El peso de una novela siempre recae en sus personajes. Puede sonar obvio, pero hay muchos escritores (o aspirantes, mejor dicho) que no lo tienen en cuenta. No saben crear personajes, solo clichés, uno detrás de otro. Seres sin profundidad que no son capaces de transcender las páginas, y con los que el lector no puede empatizar. Nuestros personajes deben importarle al lector, debe sentir lo que ellos sienten, disfrutar y sufrir. Y cuando llegue la escena de sexo, debemos darle al lector lo que está esperando, algo intenso y especial, pero siempre manteniéndonos fieles a los personajes que hemos creado. De esta manera, cuando la escena llegue a su clímax, el lector quedará tan satisfecho como si hubiera estado involucrado en la acción.
Cuidar los detalles
Una buena historia radica en los detalles. Las premisas son perfectas para echar a rodar, pero no nos valen de nada si no sabemos desarrollarlas. Con las escenas sexuales pasa igual. Debemos saber navegar a través de las palabras para sugerir sin mostrarlo todo. Escoger los verbos adecuados que nos inciten a pensar de una forma o de otra en esa relación. La descripción del cuarto donde tiene lugar el encuentro, por ejemplo, nos puede servir de mucho. Crear detalles especiales en el cuerpo de los amantes, como lunares, antojos o cosas así también servirá para darle mayor realismo a la escena. Si copiamos la típica escena de cama que ya hemos visto y leído un millón de veces, seguramente el lector acabe aburriéndose.
Ser explícita, pero no demasiado
Este es uno de los puntos imprescindibles a tener en cuenta, y uno de los más complejos. Y es que no resulta sencillo encontrar el equilibrio entre lo explícito y lo sugerente, sobre todo en ciertas historias. La erótica puede ser más soft, sin mostrar demasiado, o puede ser mucho más intensa y gráfica, sin cortarse un pelo. Debemos elegir qué tipo de libro queremos escribir, y en consonancia con eso, desarrollar las escenas de sexo. Sin embargo, tampoco podemos quedarnos solo en hacer un millón de metáforas sobre el sexo. Esto, además de estar muy visto, puede ser contraproducente si queremos que la novela esté llena de erotismo de verdad. Hay que apuntar más alto, ser más explícita, aunque sin pasarnos. En el punto de medio siempre se encuentra la virtud de todo, y hay que trabajar mucho para encontrarlo.
La importancia del sexo en la historia
Debemos ser conscientes de la importancia que el sexo debe tener en la historia. No es lo mismo plantearlo desde el punto de vista de una ama de casa aburrida que de pronto descubre el placer con un joven, que hacerlo con una estudiante universitaria que está empezando a explorar su lesbianismo, por ejemplo. En una novela erótica el sexo es recurrente, pero debe ser también importante para la trama. Eso es lo que diferencia a estos libros de las películas donde la trama es solo una excusa para las escenas de sexo. Lo complicado es conseguir que todo encaje a la perfección y los lectores sientan como natural cada escena de cama que aparezca. Que el sexo sea importante, pero no lo único interesante en la historia, para así mantener a los lectores pegados a las páginas incluso cuando no haya escenas subidas de tono.