50 Sombras de Grey, una adaptación que no cumple las expectativas
Leer es una actividad estimulante porque no solo muestra algo a quien disfruta de un libro, sino que le hace imaginar las situaciones en su cabeza. A pesar de ser un arte que se consume visualmente, son solo palabras. Nada más que eso, y nada menos. Porque en manos de un buen narrador, de un escritor de pluma ágil y certera, cualquier descripción tiene el poder de presentar escenas completas en nuestra mente. Esto es algo que no ocurre con la mayoría de otras artes, salvo tal vez con la música. El cine, el cómic, la pintura, la escultura, los videojuegos… Nos cuentan historias, transmiten emociones, pero siempre enmarcados dentro de una experiencia única. La que el director ha querido mostrarnos. Es su visión de esa historia, que nosotros compraremos o no. En el libro, sin embargo, podemos imaginar cómo son los personajes, cómo es cada lugar en el que ocurre la acción…
A la hora de espolear la imaginación, los libros suelen ser armas más poderosas que las películas, por ejemplo. Pero ocurre que cada vez son más las adaptaciones cinematográficas de obras literarias. Dar el salto a la gran pantalla es algo relativamente seguro para un bestseller. Los productores saben que van a ganar mucho dinero porque tienen el respaldo de la fama del propio libro, que atraerá a los lectores. Pero esto es un arma de doble filo que en muchas ocasiones sale peor de lo esperado. La adaptación puede dejar fuera detalles del libro, algo que es habitual al no tener tanto tiempo para desarrollarse, e incluso borrar personajes o tramas completas. Y entonces, los amantes del libro se vuelven en contra, y en lugar de ayudar, inflaman con sus críticas la taquilla. Muchas películas han sido producidas para ser auténticos bombazos y ganar mucho dinero, y su lejana adaptación con el material original las ha lastrado hasta convertirlas en un auténtico fracaso. Cuando las expectativas están tan altas es complicado satisfacer a todo el mundo. Y si no, que se lo pregunten a los productores de la saga 50 Sombras de Grey.
El éxito de la novela de E.L. James
E.L. James era una mujer británica aficionada a la literatura erótica y a los fanfics, relatos que cualquier usuario crea en torno a personajes conocidos de la literatura. James había comenzado un pequeño fanfic basado en los personajes de la saga Crepúsculo, aunque llevando las situaciones a un terreno mucho más intenso y erótico. Es así como surgió 50 Sombras de Grey, como una historia de amor con obstáculos y peligros entre la joven Anastasia Steele y el magnate de los negocios Christian Grey. El protagonista, oscuro y solitario, consigue seducir a la chica, recién graduada, y la introduce en el mundo del sexo extremo, el sadomasoquismo y las prácticas BDSM.
La saga cuenta con cuatro novelas, publicándose la primera en 2011, y convirtiéndose en un verdadero éxito de ventas poco después. Las situaciones explícitas que se describen en la novela no fueron un obstáculo para la venta de la misma, más bien al contrario. La gente, de pronto, parecía sentirse atraída por esas escenas tremendamente eróticas e intensas. La pluma de James tampoco era la gran cosa, pero de alguna manera conectó con un público femenino y adulto que parecía esperar una novela así como agua de mayo. Millones de ejemplares vendidos después, 50 Sombras de Grey se ha convertido en un auténtico fenómeno de masas, revitalizando incluso el género erótico en buena parte del planeta.
Su adaptación a la gran pantalla
El inesperado y descomunal éxito obtenido por la saga erótica hizo que Hollywood pusiera sus ojos en ella, ya a mediados de la década, para llevarla a la gran pantalla. Una historia sí no podía quedarse solo en el papel La adaptación al cine, por supuesto, contaba ya de por sí con ciertas desventajas, sobre todo para una película comercial. El libro era bastante explícito, y llevar todo eso a la pantalla era un problema. Sin embargo, los productores de Universal decidieron apostarlo todo a la química entre los protagonistas, Dakota Johnson y Charlie Humann. El actor, sin embargo, se caería del proyecto al poco de comenzar el rodaje, y sería reemplazado por Jamie Dornan, quedándose definitivamente con el rol de Christian Grey, y convirtiéndole al momento en un mito erótico para toda una generación.
Se pierde todo lo explícito
La película venía respaldada por una potente campaña publicitaria por parte de la productora, y se estrenó en el Festival de Berlín. Llegó a los cines comerciales en febrero de 2015 y como era de esperar, se convirtió en un éxito abrumador de taquilla. Grupos enteros de amigas quedaban para ver el estreno de la cinta que llevaba al cine uno de sus libros favoritos. Sin embargo, algo no funcionaba. Las mismas fans se dieron cuenta de ello en cuanto terminó la primera película. Habían visto una especie de drama erótico, pero no era la 50 Sombras de Grey que esperaban ver en el cine. Era algo muy distinto, y no precisamente para mejor… Uno de los problemas más grandes de la producción era la forma en la que se mostraban las escenas más explícitas.
Las descripciones en la obra de James no dejaban nada a la imaginación, y eran muy intensas y morbosas. En la adaptación, sin embargo, los productores entendieron que había que rebajar un poco todo ese contenido. De lo contrario, la película acabaría siendo censurada incluso, con la pérdida de millones que eso podía suponer. Estaban rodando una adaptación poco explícita de una novela donde había sexo por todas partes. Y sí, claro que luego se veían desnudos, especialmente femeninos. Pero aquello fue insuficiente. La química entre los protagonistas tampoco funcionó del todo, y la película fue el único triunfo de la saga en el cine. Se llevó incluso una nominación por Mejor Canción en los premios Oscar, pero las críticas no fueron precisamente positivas… ni siquiera la de las fans.
Un éxito de taquilla a medias
La primera película recaudo cientos de millones de dólares en todo el mundo, así que no se la puede tildar de fracaso, ni mucho menos. Sin embargo, la recaudación de las siguientes secuelas fue mucho menor, y las críticas arreciaron. Un fenómeno tan importante como el del libro no se supo trasladar a la gran pantalla. Universal ganó dinero, pero la saga no se va a convertir en una referencia para futuras generaciones, ni mucho menos. Y es que llevar un libro así de erótico a la gran pantalla no era precisamente sencillo, y como el propio Dornan reconoció, no estaban filmando porno, aunque la novela sí que llegase a ese punto por momentos. Lo erótico puede funcionar hasta cierto nivel, pero sin esas escenas más explícitas, la saga quedaba en tierra de nadie, y eso certifico su fracaso.